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jueves, marzo 22, 2007

La moda incómoda

El zapato se ha convertido en un elemento para la medición del status de las personas durante los últimos veinte años. Antes simplemente era necesario que fueran lo suficientemente firmes como para aguantar las largas caminatas del día; hoy, puede que no nos duren ni un día.

Lo errado del pensamiento actual es que mientras le hayan alcanzado a decir a todo el mundo lo caro que costaron o lo exclusiva que es su procedencia, da lo mismo la vida útil que pudieran tener y ni siquiera piensan en cuántos más pudieron comprar por ese precio.

Cada día vemos en las revistas cómo las personas cuentan la exagerada cantidad de zapatos que albergan en sus clóset. Nos fascinamos al ver cómo se jactan a diario de aquellas adquisiciones, como si fueran su más preciado tesoro. Principalmente cantantes, futbolistas, animadores de televisión y hasta una que otra Amalia Granata son los expertos en la materia.

Nuestro calzado debería ser valorado por tres grandes puntos en orden de importancia: comodidad, calidad y diseño. No es muy coherente pensar en unos hermosos zapatos Gucci que, luego de sólo una noche de uso, convierten a nuestros pies en una asquerosa masa retorcida por el cansancio.

El mal enfoque acerca del zapato se viene internando desde la infancia en el subconsciente femenino. Nos contaban la historia de la pobre Cenicienta que pierde su preciada zapatilla de cristal luego de bailar toda la noche con el príncipe, y cómo gracias a este objeto logran descubrir su verdadera identidad.

Es absurdamente ilusorio creer que una mujer que estuvo trabajando todo el día va a ser capaz de bailar toda la noche y menos en unos zapatos hechos de cristal. Nadie al leer la historia se imagina que se pueden quebrar y olvidamos lo incómoda y resbalosa que puede resultar esta hazaña. Sin embargo, luego de terminar la historia, todas las niñas sueñan con tener un par como el de ella.

Los pies son el soporte de nuestro cuerpo y ese en un detalle que muchos parecen olvidar. Es importante cuidarlos, consentirlos y protegerlos de todos los agentes que atentan día a día con su bienestar. Hay que tratar de que su tarea sea lo más cómoda posible, porque si ya tienen que aguantar nuestro peso y el mal estado de las calles, lo mínimo es que les entreguemos un zapato cómodo para que puedan habitar.

1 comentario:

Anónimo dijo...

su redaccion es buena no me opongo a los gustos diferentes que tengan los demas, todos sabemos que la comodidad y la elegancia no se llevan de la mano,puesto que son cosas que no puedes encontrar en un mismo lugar. la sociedad en la que vivimos nos exige que calibremos la situacion cada cosa a cada cual, los zapatos que usemos expresan lo que sentimos y como somos y si de tacones se trata no conosco a ninguna mujer que nunca haya usado aunque sea cinco centrimetros del piso al talon, y si lo que quieres es el cuidado de tus pies lo mejor es que aprendas a masajearlos. Otra lo que la historia de la cenicienta quiere expresar es que ni el trabajo, esfuerzo,y despresio de los demas, hara que nunca nos alejemos o impida nuestros sueños cuesten lo que cuesten.